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23.7.13

Yo de jardinero...


"Si la observas con atención,  encontrarás aún en una hoja marchita la belleza"...
 
 
Cuando tenía unos 12 años, durante las vacaciones de la escuela  a mi papá le pareció bien mandarme con su tío para que le ayudara en su trabajo.  La idea era que estuviera  acompañándolo en su trabajo de jardinería  solo para que aprendiera el significado de “trabajar” y mi papá le pidió que fuera así sin un pago, solo para que  viviera la experiencia.
Para mí era algo nuevo,  no sabía que era trabajar, así que  habría mucho que aprender.  Esa mañana mi papá me llevó al lugar, yo no sabía que esperar,  si el trabajo sería pesado, muy difícil, no sabía nada, iba algo nervioso y  entonces llegamos.
Era  una casa cerca del Parque Revolución (parque muy  conocido  en mi ciudad),  justo a espaldas de la guardería. Mi tío “Berna”… como le llamaba,  estaba  allí. Salió de un pasillo que daba al jardín trasero,  un hombre mayor,  de mirada profunda, delgado, moreno  y con su sombrero  café  de ala corta que siempre le  distinguía. Mi papá había trabajado también de chico con él,  había mucho que aprenderle.  Aunque lo conocía desde  siempre   y sabía que era buena persona, no tenía idea como me trataría.
Indicó con una seña que pasara, se acercó al carro mientras me bajaba  e intercambió algunas palabras con mi papá. Entonces  mi papá se fue y caminamos  a la parte de atrás de la casa. Había un grán jardín que nunca  hubiera imaginado, varios árboles frutales.  El preparaba la cortadora manual  y me pidió que esperara, me hinqué junto con él mientras acomodaba una pieza  y él de forma muy paciente comenzó a explicarme  que era lo que él  hacía en el trabajo.  Los días pasaban y realmente era cómodo trabajar con él, aprendí pronto  mi rutina que consistía en regar plantas, levantar las hojas secas,  cortar césped entre otras cosas,  lo comencé a apreciar por lo bondadoso y  paciente.  A veces a la hora de la comida nos íbamos juntos  al parque a comer,   a veces me compraba dulces, nos sentábamos en una banca y platicábamos,  me hacía preguntas y  escuchaba con atención lo que le  contaba, y de pronto  emitía una carcajada inesperada que me sorprendía.  Y decidió además pagarme por mi trabajo, - mi primer sueldo!.  Fueron  casi dos meses muy buenos, de mucho aprendizaje.    Puedo describirlo como alguien callado o tal vez la palabra correcta es prudente, muy paciente, comprensivo,   generoso, la persona más noble que he conocido.
 
Hace unos días mi papá llamó  para darme la noticia, mi tío Berna había fallecido...  Cuando llegué al lugar  toda la familia estaba reunida ahí,  en esa sala  de velatorio fría. Caminé junto con mi hermana   hasta enfrente de esa caja, en donde  lo primero que podías ver era  ese sombrero café, que lucía ya algo cansado  sobre  la caja…    de forma inevitable  me trajo a la mente todos esos recuerdos;    su mirada callada, su sonrisa,  sus palabras, fue algo muy doloroso…
Dice la biblia que mejor es el final de una persona  que el inicio, pues al final se sabe  realmente quien fue  y puedes celebrar eso. Querido tío Berna:  celebro  y agradezco  el haberlo  tenido, no sabe en todo lo que influyó en mi,  mientras sea posible estará siempre en mis recuerdos con cariño como la gran persona que fue,  un fuerte abrazo  y gracias por todo.


 
Redacción: Martyn  R.

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