Por supuesto, quién no quería ver a Spider – man, ¡nadie se lo podía perder!; así que estábamos ahí, entre los edificios se desplazaba fácilmente con su telaraña, la música de fondo hacia sentir el impacto de las imágenes, permitía vivir el momento.
De repente el audio se fue, en el cine el auditorio se encontraba confundido, no sabían que pasaba, faltaba la esencia del sonido, gritos y reclamos no se hicieron esperar, ¡las personas exigían que regresara el audio!…
Una buena película ¿sin audio? No es igual… ¡injusto! -¡Cácaros! ¡hey!… ¿Qué paso?-... Silbidos y gritos se escuchaban en toda la sala, comencé a impacientarme… -¡ya!- Pensaba para mí -¿Qué se creen? ¡Quiéro disfrutar de la película y nada!…
De pronto voltéo a mi derecha, mi amigo a mi lado, a él parecía no importarle, él estaba absorto en la película, no perdía detalle… no se si sintió mi mirada, pero volteó a verme y frunciendo la ceja, movió la cabeza para preguntarme si todo estaba bien, ¿Debía explicarle que pasaba?...
El se llama José David, Tiene unos diecisiete años y es sordo… el tampoco escuchaba esa parte, al igual que no escuchó el resto de la película: él tampoco ha escuchado durante toda su vida.
-Nada- le respondí haciéndole una seña… El sonrió y volvió de nuevo su vista a la pantalla. ¡Qué egoísta me sentí… qué egoísta fui en ese momento!, solo pensaba en mí como oyente y nunca me acordé que sin querer estaba experimentando lo que viven cada minuto muchas personas que al igual que José David, carecen de la audición.
Me quedé pensativo, miraba a la pantalla… en eso volvió el audio. De nuevo escuchaba, pero… ahora había aprendido, ya no me importaba si podía escuchar el resto de la película o no, José David no escucharía de todas formas nada… y eso no hacia a SPIDER – MAN diferente.
Autor: Martyn
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